"IberCultura"
Revista Cultural Española
Viriato
Terrorum Romanum
Viriato (muerto en 139 a. C.) —Viriathus en latín, tal como fue recogido en las fuentes romanas— fue un pastor que llegó a ser líder de la tribu de los lusitanos, que hizo frente a la expansión de Roma en Hispania a mediados del siglo II a. C. en el territorio suroccidental de la península ibérica, dentro de las llamadas guerras lusitanas. Su posición al frente de los lusitanos tenía al parecer una naturaleza electiva, es decir, no era hereditaria, sino que se debía a los éxitos militares del caudillo.
El nombre de Viriato deriva de la palabra céltica «viña», equivalente al término latino Torquatus, que haría referencia a un tipo de adorno característico de los guerreros célticos. También puede provenir del ibérico «viria», equivalente también a Torquatus y que significaría «pulsera» o «brazalete», en definitiva, un ornamento. Se le ha llegado a considerar como «el terror de Roma».
Según la mayor parte de las fuentes Viriato era originalmente un pastor. Otras fuentes proponen que pertenecía a la clase de los guerreros, la ocupación de la élites gobernantes lusitanas. Los autores romanos se refieren a él como el dux del ejército lusitano y como el adsertor (Protector) de Hispania o como un imperator (Conductor) de las tribus lusitanas y celtíberas.
La mayor parte de su vida y de sus campañas guerreras forman parte de la leyenda tejida en torno a su persona. Tito Livio le describe como un pastor que se hizo cazador y soldado. Para Apiano, fue uno de los guerreros que escapó de la encerrona del pretor Galba a la flor de la juventud lusitana descrita más adelante. Según Apiano, Viriato fue el jefe «que mayores dotes de mando había tenido entre los bárbaros y el más presto al peligro atrevido (...) y el más justo a la hora del reparto del botín», lo que hizo que durante los ocho años de guerra su heterogéneo ejército no se le rebelara jamás y fuera «el más resuelto a la hora del peligro»
La bibliografía disponible sobre Viriato no permite determinar ni su lugar de nacimiento ni la fecha de este, no quedando claro si la procedencia geográfica del líder lusitano se correspondía al actual territorio de Portugal o al de España.
Hay autores que barajan la Beturia —suroeste peninsular, entre los cursos medios e inferiores de los ríos Guadiana y Guadalquivir— como posible origen de Viriato.
Investigaciones marginales a caballo entre los siglos XIX y XX llegaron incluso a situar la zona de influencia de Viriato entre los ríos Ebro y Tajo: Anselmo Arenas López publicó en 1900 una obra titulada Viriato no fue portugués si no celtíbero en la que relacionaba erróneamente a Viriato con la tribu de los lusones en lugar de la de los lusitanos.Mientras que hacia 1926 M. Peris lo describía como un ibero valenciano.
Un lugar supuestamente usado como refugio por Viriato habría sido el denominado Monte de Afrodita, que el historiador alemán Adolf Schulten situó en la actual sierra de San Vicente.
En Portugal la opción tradicional —sostenida por Schulten— era la de que Viriato tenía su origen en los Montes Herminios, asociados a la actual Serra da Estrela, barajándose también que su procedencia estuviera circunscrita a los límites de la antigua provincia portuguesa de la Beira Alta; sin embargo, más recientemente se ha propuesto su nacimiento en el sur del actual Portugal, junto al océano Atlántico, en la región del Alentejo.
Existen autores que ponen en entredicho la pertenencia de Viriato a los lusitanos, en el sentido de que en aquel entonces el término lusitano pudiera englobar a otros pueblos, como a los célticos.
En el siglo III a. C. Roma comenzó la conquista de Hispania durante la Segunda Guerra Púnica, cuando el Senado envió un ejército para bloquear la llegada de refuerzos a Aníbal, que estaba en Italia. La conquista duró doscientos años, y la Guerra Lusitana es una de las mejor documentadas de dicho periodo.
La primera incursión de Roma seria en Lusitania tuvo lugar en el 185 a.C..26 Ante los constantes ataques de los ejércitos romanos a los lusitanos, con los que el pretor Marco Atilio Serrano había firmado un tratado de paz en 151 a.C. —que los lusitanos rompieron rápidamente— una comitiva de estos —30 000 según las fuentes— acudió en son de paz ante Galba, el cual les prometió un reparto de tierras.
Alegando tal propósito, los dividió en varios grupos y mató a traición a muchos de ellos —de 8.000 a 9.000 —, tras lo cual envió a los supervivientes a las Galias como esclavos, prisioneros que sumarían un total de 20 000 lusitanos.
Entre los pocos lusitanos —unos 1.000 — que consiguieron huir de la matanza se encontraba Viriato. Galba sería más tarde juzgado por el Senado de la República Romana pero resultaría absuelto.
La pobreza de la tribu lusitana, unida a la afrenta sufrida por la masacre de Galba, hizo rebelarse a Viriato en el año 147 a.C. Viriato y un contingente de lusitanos comandados por él decidieron hacer una incursión en la Turdetania, aunque serían cercados —alrededores de Urso—por el ejército de Cayo Vetilio, quien les ofreció una propuesta de paz que sería rechazada por Viriato debido al temor a un incumplimiento del pacto por parte de los romanos.
Finalmente Viriato y los lusitanos lograron invertir la situación, al conseguir huir del cerco de Vetilio y emboscar a sus tropas supuestamente en el desfiladero del río Barbesuda, con lo cual lograron infligir 4000 bajas al ejército de Vetilio y derrotar al pretor. Un guerrero lusitano acabó con la vida de Vetilio al tomarlo por un soldado sin valor, ante la vejez y gordura del pretor.
Esta derrota de Vetilio tendría lugar cerca de la polis de Tribola y permitió el saqueo posterior de Carpetania por parte de los lusitanos, así como ataques a destacamentos romanos en el Guadiana y el Tajo, además de suponer el encumbramiento de Viriato como líder lusitano. En el año 146 a. C. Viriato consiguió nuevas victorias militares contra el pretor Plautio, en Carpetania y el gobernador de la Citerior, Claudio Unimano.
Se cita el año 146 a. C. como la fecha en la que Viriato supuestamente habría atacado la ciudad de Segobriga, identificada por Schulten en el yacimiento de Cabeza del Griego, cerca de la actual Saelices (Cuenca).
Apiano afirmó que el guerrero, tras vencer a Gayo Plaucio, se retiró a un monte llamado de Venus,44 45 al que habría acudido de nuevo tras batallar contra Quintias (App. Iberike, 66).46 Este cerro ha sido relacionado hoy en día con el cerro de San Vicente, en virtud a hallarse al norte del Tajo, al cultivo de olivos y a su carácter de atalaya natural.
En el año 144 a. C. el cónsul Fabio Máximo consiguió la retirada de Viriato, el cual, sin embargo, siguió atacando a Roma los años posteriores, durante los cuales conquistaría la ciudad de Tucci —la actual Martos o bien Tejada la Vieja — y la región de la Bastetania. En el año 143 a .C.
Viriato logró extender la revuelta a la Celtiberia con la participación de arévacos, tittos y bellos, ya que hasta entonces sólo habían tomado parte lusitanos y vetones, lo que dio inicio a la tercera guerra celtíbera.
Durante las campañas posteriores Viriato venció a Cayo Plaucio cerca de Viseo, entre el Duero y el Mondego, a Claudio Unimano cerca de Ourique —tras lo cual, según Floro y Orosio, Viriato se haría con los estandartes romanos y decidiría colocarlos a modo de trofeo de guerra en lo alto de las montañas— y a Cayo Nigidio, gobernador de la Citerior.
En el apogeo de estas campañas contra Roma, los lusitanos controlaban una gran parte de la Ulterior y el sur de la Citerior.
El año 145 a.C. supuso cierto punto de inflexión en el desarrollo de las guerras lusitanas, puesto que Roma, tras acabar la guerra contra Cartago, podría destinar más tropas y atención a la provincia de Hispania. Las fuerzas que trajo consigo Quinto Fabio Máximo Emiliano —que sustituyó a Cayo Plaucio, desterrado por sus fracasos militares— quien instaló su centro de operaciones en la ciudad de Orsona, así como su experiencia militar ocasionaron la retirada de Viriato, con lo que tuvo que ceder las principales ciudades dominadas por los lusitanos en el sur de la península, tras lo cual se replegaría a la ciudad de Baikor —que Schulten relacionó con Baecula, la actual Bailén, aunque puede también asociarse con Baena . Viriato sería hostigado asimismo desde el norte por Cayo Lelio el Sabio en el año 139 a.C. y tuvo que volver a intentar pactar con Roma, esta vez directamente con Cepión
Según Apiano a los asesinos de Viriato —los ursonenses Audax, Ditalcos y Minuros— Cepión les prometió la entrega de grandes riquezas, ventajas personales y tierras una vez perpetrado el crimen. Se contempla tanto la opción de que la iniciativa del asesinato partiera inicialmente de estos tres como la de que proviniera de Cepión, quien les habría sobornado tras acudir estos en calidad de embajadores, sin mala fe.79ste hecho tendría lugar en el 13980 o el 138 a. C.77 La leyenda cuenta que, al volver a su campamento después de la reunión con Cepión, estos lo mataron mientras dormía, clavándole un puñal en el cuello, puesto que Viriato siempre dormiría con la armadura puesta.78 A continuación estos marcharon al campamento romano a cobrar la recompensa, donde Quinto Servilio Cepión les habría negado esta con la frase: «Roma traditoribus non praemiat», esto es, «Roma no paga a traidores».
La historiografía posterior admite la posibilidad de que esta frase fuera una invención posterior. De cualquier modo transmite la idea de la versión tradicional que sostiene que los romanos nunca habían aprobado la muerte de un jefe rival a manos de sus propios hombres. También es posible que esta versión sobre la reacción de Roma ante el crimen fuera posterior y la República romana quisiera ocultar el hecho de ser responsable de tal traicionero asesinato.
Muerte de Viriato
Tras su muerte recibió por parte del ejército lusitano un magnífico funeral, en el que fue incinerado, con la realización de distintos sacrificios animales y más de doscientos combates en honor del fallecido. Este funeral fue significativo del gran carisma del guerrero entre sus soldados, pues bajo su liderazgo no hubo motines ni disensiones en el seno de su ejército.
El poeta Federico Muelas sitúa —legendariamente— la tumba de Viriato sobre el Tormo Alto, una de las figuras de piedra caliza de la Ciudad Encantada de Cuenca. La muerte de Viriato supuso el comienzo del fin de la resistencia lusitana en Hispania.
Táutalo, el sucesor de Viriato, tras intentar tomar Saguntum en el 139 a. C. —ataque que fue rechazado— e invadir el valle del Betis, se vio obligado a firmar la paz con Cepión.
Finalmente el cónsul Marco Popilio Laenas entregó a los lusitanos las tierras que habían sido la causa de la larga guerra. Sin embargo, la pacificación total sólo se logró en tiempos de Augusto, puesto que surgieron a lo largo de lo que restaba del siglo II a.C. distintos focos de rebelión lusitana


Nemesio de Joaquín
Lunes 06 Julio 2015



Una imagen de la actual Lusitania, exactamente del Valle del Cauca.




