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La Leyenda de Valverde de Lucerna

Lago de Sanabria I

 

 "Campanario sumergido / de Valverde de Lucerna / toque de agonía eterna / bajo el agua del olvido..."

 

 

La Leyenda se hizo famosa porque fué, en un principio, una premonición de la catástrofe ocurrida en Ribadelago, aunque esta narra la historia del Lago directamente, mientras la premonición es sobre la historia del Embalse.

 

“Y esta es la campana que los hombres de bien pueden oír repicar desde el fondo de las aguas la noche de San Juan.”

 

La leyenda comienza cuando, al parecer, un mendigo o peregrino, se acercó al pueblo de Villaverde de Lucerna pidiendo limosna, dicen unos, alimento y agua, dicen otros.

 

Falto de alimentos y muerto de sed, caminaba bajo un sol martilleante bajo aquellos cielos de la ancha Castilla, en tierras del viejo Reino de León. El incesante calor dejaba entrever, desde hacía unos días, la escased del agua.

 

Con sus harapos vestido, aquél pobre mendigo comenzó a extender su mano hacia todo ser al que veía o se cruzaba en su camino; pero aquellos labradores, cuando lo miraban, le rehuían y cuando veían la mano extendida, no le daban más que recelos y miradas de lástima; pero ningún acto de caridad salía de sus corazones.

 

Pasado el mediodía, el forastero llamaba a las puertas:

 "Un mísero vaso de agua para un mendigo muerto de sed" Pedía con su vibrante y temblorosa voz "Por amor de Dios, un poco de agua para calmar la sed"

 

 

Nadie, si quiera, abría las hojas de aquellas pesadas puertas de doble hoja de madera. Alguno, incluso, se atrevió a echarle los perros y, cansado, muerto de hambre y sediento, miró hacia el pueblo cuando unas voces de mujer, que cocían pan en un horno, le llamaron:

 

"Acércate buen peregrino, calienta tu cuerpo cerca del fuego y come del pan y bebe del agua fresca"

– Le dijeron.

 

Pusieron más masa en el horno y ésta creció tanto, que el mismo pan salió de los límites del horno. Las mujeres se miraron extrañadas mientras el mendigo sació su hambre y su sed en la justa medida y calentó su cuerpo en aquella sala. Se levantó y al salir, volvióse hacia las mujeres, diciendo:

 

- Debeis huir de vuestras casas con los pocos enseres que tengais porque esta aldea, ante su falta de caridad y ante su frialdad de corazón, va a ser anegada. ¡Huid al monte!

 

Las mujeres dudaron en un principio pero pronto, entre grande algarabía, huyeron hacia los altos del lugar. Una vez a salvo las mujeres, el hombre clavó el bastón sobre el que parecía apoyarse, en el suelo dejando escapar, de sus labios unas palabras:

 

"Aquí clavo mi bastón / aquí salga un gargallón /aquí cavo mi ferrete / que salga un gargallete"

 

El agua comenzó a brotar a borbotones hasta que su fuerza y furia creció, anegando el pueblo de Villaverde de Lucerna. Las mujeres vieron, desde lo alto de aquellos montes aquella agua iba cubriendo rápidamente la aldea, exceptuando el Horno donde ellas trabajaban y acogieron al mendigo, conformando, lo que es hoy, la Isla del Lago.

 

Nadie más se libró. Las aguas cubrieron el pueblo, de tal modo, que el campanario de la iglesia quedó tambien bajo aquéllas frías aguas. Cuentan, en los pueblos de los alrededores que todos los años, se oyen tocar las campanas anunciando la gran avenida, mientras una voz, en alas del viento, susurra con voz calmosa y potente:

 

“No quisisteis calmar la sed de mi hijo, ni su hambre y por ello os enviaré toda el agua que encontrare, para que sepais que es hartarse de beber”

 

Tambien dicen que, cuando las aguas del lago bajan de nivel, se ve el campanario, pero ningún buzo, hasta ahora, pudo entrarse hasta él por la frialdad de sus aguas, tan frías como los corazones de aquellos desalmados pobladores.

 

Hasta el día de hoy, ningún buzo, dicen, ha podido llegar al fondo de aquél lago, hoy, denominado Lago Glaciar de Sanabria.

 

 

Nemesio de Joaquín

Lunes 06 Julio 2015

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La Otra Leyenda: Orígenes

 

 

El origen real de la leyenda deriva de 1109 y el Monje Aymeric Picaud, de Poitou, el cual hizo un viaje con el Papa Calixto (Guido de Borgoña) en su peregrinación a Santiago de Compostela.

 

Este monje escribió un manuscrito: El Liber Sancti Iacobi, más conocido en europa como Códice Calixtinus, una especie de guía de peregrinación a Santiago.

 

En su cuarto libro (LLamado de Pseudo Turpin, como atribuyéndoselo al Obispo de Reims) se cuentan las hazañas de Carlomagno en la Península y narra como este Emperados conquistó más de 100 ciudades resistiéndosele 3 con ferocidad: Capparria (Actual Venta de Caparra en Cáceres); Adania (Actual Idaña la Vieja en Portugal) y Lucerna de la Ventosa que se haría legendaria por estar sumergida en el Lago Glaciar de Sanabria.

 

No sólo las conquistó con saña; sino que las maldijo para dejarlas en ruinas para la eternidad.Según parece, no obstante, tanto Caparria como Idaña, parece que ya estaban en ruinas cuando Ameryc escribió el Códice y según datos, es Lucerna quien acabará dando el nombre a la famosa villa del lago.

 

El Emperador alzó los ojos al cielo y plugó venganza con tanta saña que Dios se la concedió y cuando fué a entrar en Lucerna:

 

"

 

 

En la actualidad, existe acuerdo entre los autores que más han estudiado la obra de Picaud en considerar que la ciudad estaba ubicada en la tierra del Bierzo, en la actual provincia de León, en el camino de Santiago. Según esta hipótesis, el lago de la leyenda es el lago de Carucedo, originado cerca de las minas romanas de las Médulas, lago que se habría formado tras la destrucción de Lucerna, que se identifica con el Castro de Ventosa. Hasta aquí, la leyenda vinculada al camino de Santiago.

 

Picaud pudo ponerle el nombre de Lucerna al pueblo por la localidad suiza del mismo nombre. Se trata de una ciudad que en la Edad Media se vinculaba como morada del cuerpo de Poncio Pilatos, el gobernador romano de Judea que no hizo nada por evitar la muerte de Cristo. En la Edad Media una leyenda aseguraba que esta Lucerna era en realidad una ciudad nueva que se había edificado junto a un lago en los que se hallaba una ciudad sumergida y destruida por Carlomagno al negarse a rendirse. Probablemente Picaud, nuestro monje, conocía la leyenda de Lucerna suiza y la transcribió para su obra referida a la península ibérica.

 

El paso que faltaba por dar, es decir, la llegada de Lucerna a Sanabria, está relacionado con la comunicación que hubo sin duda entre los monjes cistercienses del Monasterio de Carracedo, fundado en el siglo X, y al que pertenecía el Lago de Carucedo, con los monjes, también cistercienses, del Monasterio de San Martín de Castañeda, dueños del lago de Sanabria. En algún momento, alguno de los monjes llevó la historia de un lago a otro. Y si allí, en el lago berciano, se hablaba de una maldición, aquí la historia cobraba un matiz religioso al asegurarse que fue Dios, en forma de peregrino, quien destruyó el pueblo ante la avaricia y falta de caridad de sus vecinos.

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