"IberCultura"
Revista Cultural Española
La Prehistoria Peninsular
El hallazgo de la cueva de Altamira se debió a Modesto Cubillas en el año de 1868, y enseguida se lo comunicó a Marcelino Sanz de Sautuola, que visitó a la cueva por primera vez en 1875.
Tres años más tarde tras acudir, en Paris, a una Exposición Universal y conocer allí, de primera mano algunos objetos prehistóricos encontrados en cuevas del sur de Francia. Sautuola, que ya tenía amplia formación en Ciencias Naturales y en Historia, regresó a España con renovada perspectiva, decidido a iniciar sus propios trabajos en las cuevas Cántabras de Santillana del Mar.
Volvió a Altamira, acompañado por su hija, María (Quien descubrió las famosas pinturas rupestres policromas.
En 1.880 publicó el hallazgo en el folleto Breves apuntes sobre algunos objetos prehistóricos de la Provincia de Santander, atribuyendo las pinturas a la prehistoria, al periodo paleolítico. A pesar su lúcido análisis, sus contemporáneos, desde diferentes perspectivas intelectuales, evolucionistas, creacionistas o los incrédulos prehistoriadores del momento, fueron incapaces de asumir su planteamiento y Altamira se sumió en el olvido.
En 1902, el prehistoriador francés E. de Cartailhac publicó "Les cavernes ornées de dessins. La grotte d'Altamira, Espagne. Mea Culpa d'un sceptique", reconociendo su valor original. A partir de este momento, la cueva de Altamira adquirió reconocimiento universal, convirtiéndose en un icono, en el destino quienes querían conocer el origen del hombre.
La cueva de Altamira contiene los restos de las actividades cotidianas de sus habitantes durante los milenios que la cueva estuvo ocupada. El yacimiento arqueológico está en el interior, en la zona cercana a la entrada actual, buena parte sepultado bajo una espesa colada estalagmítica o por los muros artificiales construidos en el s. XX.
Marcelino Sanz de Sautuola realizó en 1879 “rebuscas en el vestíbulo”, descubriendo abundantes objetos de sílex, hueso y asta, colorantes, restos de fauna y conchas que le sirvieron para fijar la edad paleolítica de las famosas pinturas policromas.
El primero que excavó en profundidad y extensión fue H. Alcalde del Río, Director de la Escuela de Artes y Oficios de Torrelavega, desde 1903. Describió dos niveles consecutivos:
a) El Inferior (Y más antiguo): Época Solutrense
b) El Superior (Más reciente): Época Magdaleniense.
Esta secuencia fue confirmada por los trabajos de Hugo Obermaier (1924 y 1925). J. González Echegaray y L. G. Freeman (1980/81) que percibieron una complejidad mayor del registro arqueológico, en la línea de lo que las recientes excavaciones han confirmado.
El estudio de los cortes conservados en el vestíbulo y las dataciones por C14AMS permitieron, en 2006, redefinir la ocupación humana de la cueva y distinguir ocho niveles, desde el Magdaleniense medio hasta el Gravetiense, hace 22.000 años. Esta mayor antigüedad explica que una parte del arte rupestre de Altamira tenga características artísticas correspondientes a las fases antiguas del arte paleolítico.
Entre 2008 y 2010 se ha excavado en el yacimiento bajo el desplome, descubriendo un nivel del Magdaleniense inferior que proporcionó un objeto singular de arte mueble, un omóplato grabado con una cabeza de cierva. Además, esta intervención permitirá reconstruir la forma y dimensiones de la cueva con anterioridad al derrumbe.
La investigación en la cueva de Altamira desde el año 2006 hasta la actualidad está ofreciendo resultados de gran interés para conocer la duración de su ocupación humana y la antigüedad de su Arte rupestre.
El yacimiento arqueológico que se conserva en el vestíbulo de la cueva se estructura en 8 niveles arqueológicos, los siguientes:
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Los niveles más recientes (1-5) de la secuencia se corresponden con el periodo Magdaleniense, entre 14.000 y 15.600 años de antigüedad.
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Los dos niveles solutrenses (6-7) se encuentran comprendidos entre 17.200 y 19.700 BP.
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En la parte inferior de la estratigrafía se ha documentado la existencia de un nuevo nivel, el 8, correspondiente al final del Gravetiense. Este interesante hallazgo demuestra que Altamira fue lugar de asentamiento para los humanos de Paleolítico superior durante 4.000 años más de lo que se pensaba, alcanzando ahora los 22.000 años BP de antigüedad.
Estos resultados tienen importancia para el estudio del Arte rupestre ya que en este momento es posible conocer con mayor detalle las diferentes fases de realización así como su contexto cronológico y cultural.
En Altamira, el Arte del Magdaleniense es el mejor datado al haberse aplicado el C14 a algunas pinturas realizadas con carbón vegetal. La fase más reciente se corresponde con dos bisontes monocromos, pintados en negro, que se integraron en el conjunto de los policromos con posterioridad a estos en torno a 13.500 años antes del presente.
Entre 14.400 y 14.800 años se grabaron un gran número de ciervas y ciervos y se pintaron los famosos bisontes policromos. Otras pinturas negras del resto de la cueva, como una cierva y unos signos cuadrangulares, también pudieron datarse por C14 en 15.050 y 15.400 años antes del presente.
Quedaban sin datar las figuras más antiguas ya que están grabadas o bien pintadas con pigmento rojo, por lo que no pudieron ser datadas al carecer de materia orgánica en su composición. Su edad puede deducirse por otros criterios, como los estilísticos al compararlas con objetos de edad conocida, y también en relación a las ocupaciones humanas de la cueva.
Por este motivo el hallazgo del nivel Gravetiense permitió contextualizar correctamente una fase del arte de Altamira caracterizada por grandes caballos pintados en rojo, manos y otras figuras que se habían situado en el Solutrense por referencia a la ocupación más antigua hasta entonces conocida del yacimiento pero cuyas características técnicas y estilísticas se correspondían sin duda con un momento anterior.
Actualmente es posible aplicar al Arte rupestre un método basado en las series del Uranio que ya se utilizaba desde hacía años en la datación de costras y formaciones calcáreas. La novedad radica en la reducción del tamaño de la muestra a solo algunos miligramos, lo que permite su extracción de zonas concrecionadas próximas al Arte. Los resultados para la cueva de Altamira son particularmente interesantes para un signo pintado en rojo del centro de la Sala de Polícromos y cuya fecha de 36.160 años antes del presente lo sitúa en el Auriñaciense, periodo que todavía no ha sido localizado en el yacimiento de ocupación.
La Cueva de las Estalactitas
La Cueva de Estalactitas se encuentra muy próxima a la cueva de Altamira. A su existencia se debe que habitualmente se hable de las cuevas de Altamira en plural, cuando Altamira sólo hay una.
No tiene arte rupestre ni yacimiento arqueológico, pero fue utilizada como cámara sepulcral en la Edad del Bronce. A este interés se une la belleza de sus formaciones geológicas que la han hecho atractiva para las visitas desde comienzos del siglo XX.
Actualmente no se puede visitar, pero está previsto su acondicionamiento futuro para incorporarla a la amplia oferta de actividad del museo.


Nemesio de Joaquín
Viernes 09 Julio 2015






Las Cuevas de Altamira
Santillana del Mar (Cantabria)
